La transición de la primaria a la secundaria coincide con una etapa clave del desarrollo de las alumnas. Generalmente las jóvenes se incorporan a la educación secundaria cuando cumplen los 12 o 13 años en algunos casos.

Después de una etapa (seis años) habituadas a un ritmo de estudio, a los mismos profesores, a las mismas compañeras, el pasar a otra fase en donde coinciden con alumnas de hasta 18 años y tienen nuevas exigencias académicas, puede ser impactante, si es que no se logra un apoyo acorde a las necesidades emocionales, psicológicas y académicas de las adolescentes.

El trabajo en equipo entre colegio y familia es indispensable, según Mónica Jara, orientadora del Colegio Los Pinos: “Debe haber una coherencia, un solo frente en la posición de los padres y los profesores para que la alumna no se confunda”.

El Colegio Los Pinos trabaja en varios ejes con las alumnas para ayudarles a superar la transición:

  • Autoestima y hábitos de estudio
  • Desarrollo de habilidades en el manejo del tiempo
  • Manejo de emociones
  • Plan de vida

En el caso de Los Pinos, las preceptoras o tutoras tienen un papel fundamental, pues son quienes realizan el seguimiento constante de cada alumna y se entrevistan periódicamente con los padres para buscar de modo conjunto el bien de su hija a fin de ayudarla a enfrentar y resolver problemas propios de los cambios hormonales, físicos y emocionales por los que atraviesan las adolescentes: “Es importante el acompañamiento que nosotros podamos hacer a las familias. En el colegio se organizan tres charlas al para tratar temas relativos a la adolescencia y al manejo de esa etapa y sus riesgos”, dice Mónica.  Los padres aprenden con estas charlas a manejar ciertas situaciones del día a día con sus hijas de forma acertada, como puede ser el caso de una mal entendida autoridad que, por querer erróneamente ser amigos de sus hijos con el fin de proyectarles mayor confianza, termina por verse minimizada.

Según los expertos, una de las causas que provocan mayor fricción entre padres e hijos adolescentes, se debe a que lo progenitores no llegan a dimensionar los cambios de sus hijos en esta etapa y continúan tratándolos como niños pequeños. Viene entonces la confrontación porque los adolescentes tienen necesidades diferentes a las que tenían en primaria, quieren adquirir más tecnología para sobresalir, necesitan más creatividad para expresarse, hacen tareas con sus compañeros y exploran otras áreas del conocimiento.

¿Qué hacer ante esta situación?

Algunos de los consejos que orientadores y expertos en educación recomiendan a los progenitores para mantener una buena relación con los adolescentes y ayudarlos a superar esta etapa pueden ser

  • Actualizarse constantemente sobre las actividades y desempeño de sus hijas en el colegio.
  • Mantener contacto periódico con la preceptora de su hija.
  • Fomentar espacios de comunicación en familia y con la adolescente.
  • Facilitarles espacios adecuados para su estudio, que favorezca la concentración.
  • Motivar y valorar el esfuerzo de cada una.
  • Proyectar una actitud positiva ante un posible fracaso académico y ayudar a buscar soluciones, en lugar de sanciones.