Estudiar para las pruebas puede ser difícil y a veces no sabemos por dónde empezar, pero es importante comprender que la evaluación educativa tiene una utilidad significativa en el proceso de enseñanza aprendizaje que va más allá de las calificaciones, sean estas buenas o malas. Se convierte en el espacio idóneo para identificar si se están alcanzando las metas y los objetivos establecidos al inicio del año escolar en función de las particularidades, necesidades, inteligencias múltiples, destrezas y avance individual de cada estudiante.
La evaluación desde un enfoque tradicional se convierte en un medio que responde únicamente a la aplicación de test de rigor basados en contenidos y tiende a conducir el proceso educativo a rutinas de aprendizaje memoristas dejando de lado el desarrollo del pensamiento crítico y creativo. Sin embargo, a partir del enfoque constructivista la importancia de la evaluación se orienta como una estrategia para apoyar el aprendizaje de los alumnos e ir fortaleciendo las metodologías empleadas por los maestros para que sean más eficientes en el progreso de capacidades intelectuales y habilidades para enfrentar y resolver problemas en la vida diaria.
Según Wiggins “La evaluación auténtica tiene lugar cuando examinamos directamente el desempeño de los estudiantes en tareas intelectuales relevantes, cuando los estudiantes están obligados a ser intérpretes eficaces de los conocimientos adquiridos y podemos hacer inferencias válidas sobre el desempeño del estudiante a partir de las tareas que se utilizan para la evaluación” (como se citó en Brown 2015, p.4).
Es por ello, que nace la necesidad en el colegio Los Pinos de utilizar metodologías activas como el aprendizaje basado en el pensamiento, problemas, proyectos, trabajo colaborativo, aula invertida, gamificación, considerando los criterios de integralidad de la evaluación y pertinencia en el correcto aprendizaje. Los maestros deben gestionar instrumentos que sean pertinentes y contextualizados en la planificación curricular, uso de las TIC y que incentiven al estudiante a resolver retos cognitivos.
Entre las modalidades de evaluación afines a estas metodologías se pueden utilizar: proyectos disciplinares o interdisciplinarios, reflexión, análisis, construcción de pensamiento, exposiciones orales individuales o en grupos reducidos. Asimismo, mediante el uso de herramientas y plataformas digitales. Además, de mejorar la experiencia de los estudiantes en el desarrollo de las evaluaciones se genera un ambiente propicio para poner en práctica la creatividad, la imaginación, el pensamiento eficaz, la cultura emprendedora que se relaciona con la innovación educativa sobre los objetivos de una enseñanza centrada en el estudiante.
Es importante considerar que la evaluación se convierten en una indispensable oportunidad para que los alumnos organicen su tiempo, empleen hábitos saludables de estudio y fomenten la responsabilidad. Es por ello, que existen estrategias para mejorar la memoria, los niveles de concentración e incluso el estado de ánimo, a continuación les compartimos unos consejos claves a la hora de prepararse para rendir los exámenes.
8 consejos prácticos para una exitosa evaluación:
- Buscar sentido e importancia en lo que se va a estudiar.
- Recopilar el material de estudio (notas, informes, deberes calificados, prácticas de clase, etc) y hacer uso de resúmenes, mapas conceptuales que sinteticen la información y ayuden a priorizar el contenido.
- Realizar una planificación mediante el uso de horarios de repaso y estudio para cada asignatura. Es ideal comenzar a estudiar mucho antes de la fecha del examen.
- Estudiar en un lugar adecuado y evitar las distracciones.
- Realizar descansos y pausas activas durante el estudio.
- Hacer simulacros de examen y practicar ejercicios.
- Formar grupos de estudio y compartir con compañeros explicaciones mutuas y dudas.
- Dormir y mantener un buen estilo de vida saludable.
Artículo realizado por María Augusta Regalado, Directora Académica.
